martes, 1 de febrero de 2011
Con que febrero, esas tenemos
Resulta que va in crescendo la violencia en la ciudad de Monterrey. Si antes nos espantó un levantón, luego balaceras, persecuciones, coches bomba, ahora granadazos directos al blanco (hayan o no civiles de por medio). Resulta que mucho de los sucesos más recientes (al menos más públicos) ocurren en la zona donde vivo. Cuadras, algunas avenidas de por medio, si acaso. Es común escuchar helicópteros y sirenas a cualquier hora del día. Resulta que hay que levantarse cada día con la disposición de encararlo todo: la noticia del día a día. El temor, la incertidumbre y los deseos de que todo esto sea pasajero. Y ahí está ahora mismo…las sirenas por no sé dónde para no sé dónde. Es muy sencillo aportar soluciones, pero de verdad ¿qué podemos hacer? En lo individual como siempre hacemos las cosas, al menos la mayor parte del tiempo. Lo grupal ahora parece insuficiente el problema ya creció, ya a todos se nos salió de las manos. Veo como en Egipto y en otros países ya está desbordado el control y ahora tienen enfrente como país cambios inminentes a costa de lo que sea. En México, veo muy de lejos esa posibilidad, aunque conozco mucha gente que opina lo contrario. Pero qué si de verdad todos nos uniéramos, saliéramos a tomar nuestras calles, no a nivel estatal, si no afuera de las presidencias municipales, todos sin miedo dejáramos de ser espectadores de la noticia y estar ahí, acto presencial, y juntos con canciones, oraciones, silencios…llegáramos a demostrar esa unidad que tenemos escondida en las redes sociales de internet. Ajá, se dice fácil. Con que febrero, esas tenemos…aquí nos tienes al pie del cañón, ideando huidas y repliegues. Aunque también resulta que amo a mi ciudad con todo mi corazón y que no soy la única.