"Entonces Mars le estrecha la mano a papá en ese saludo de solidaridad de la raza, como del poder chicano, y papá, que siempre está echando pestes contra los chicanos, el mismo papá que dice que los chicanos son unos exagerados, vulgarones, pachucos, leguleyos, marihuanos, que se han olvidado de que son - mexicanos mexicanos -, nos sorprende a todos. Papá le devuelve el saludo de solidaridad"
Sandra Cisneros, Caramelo pg. 344 Ed. Seix Barral
De todo lo bueno que me dejó la convivencia con mi exmarido, de lo mejor fue el haber conocido a la escritora Sandra Cisneros y haberle tomado gusto e interés. Ayer tuve la oportunidad de ir a escucharla a la FIL, y para mi sorpresa resultó ser una persona de una calidad humana extraordinaria. Irradiaba mucha alegría, energía y seguridad en si misma sobre todo al hablar en español, un español de hija, como ella se justificó. "Hace mucho ruido como en la casa de mi mamá", así empezó la platica, igual que su manera de narrar. Yo tendía mucho que decir sobre lo que entiendo de los chicanos y chicanas con quienes he convivido. Nicolás podría decirse que es más chicano que mexicano y cuando me dice "hazle el trai" o "ay te miro" o "guacha la tele"...entre muchas otras cosas que dice al natural, aunque es nacido en México. Pero no me sale el orden de lo que entiendo.
Las experiencias que narra Cisneros siempre nos identifican con lo que somos como mexicanos. Apesar de que ella es nacida en Chicago. Recuerdo muy bien un pasaje donde menciona la repugnancia que le da comer cornflakes con leche caliente como se los servian en México, y recordé mi casa...en fin, que verla personalmente me ayudó mucho a visualizar más todo lo que ha querido explicar.
A partir de que ella explicó que Caramelo surgió de un cuento de once páginas que iba creciendo y creciendo hasta que su editora le dijo que no era cuento si no novela y tardo once años en terminarla, y dicho cuento comenzó de una experiencia que ella tuvo en un viaje a Acapulco con su familia; yo le pregunté lo siguiente: ¿hasta que punto entonces es autobiográfico el personaje de Lala, y hasta que punto llega a ser ficción, si todo surgió de la memoria?
Sandra me respondió que gran parte de la novela es ficción a partir de la realidad, porque ella, como muchos mexicanos somos parte de las familias que guardan misterios y nunca dicen nada. Es díficil enterarnos de la verdad cuando preguntamos qué pasó con el abuelo y luego resulta que hay varias versiones y no se sabe nunca. Así, ella utilizó alguna versión y la modificó con otra historia que ella se imaginaba que era la de verdad que le querían ocultar. Mediante fotografías antiguas de personas desconocidas inventó historias que fue añadiendo y sucesivamente la novela tomo forma. Dijo muchas otras cosas de mejor manera que yo puedo recordar para escribirlas, pero sí quiero compartir con ustedes la experiencia de haberla conocido. Lo de los mangos...ah...es que los mangos de manila no se venden en USA...y son deliciosos, exquisitos...