miércoles, 30 de abril de 2008

Invitación:
Generación 2007
Centro de Escritores de Nuevo León
Poesía-Cuento-Novela
Lunes 12 de mayo
8pm
Presenta:
Hugo Váldes Manríquez
Participan:
Mario Casanova
Ricardo Martínez
Ximena Peredo
Yolanda Aguirre
Zaira Espinosa

Vivía en el jacuzzi. Llegó a pasearse por el closet, y varias veces fue descubierta adentro de los cajones del peinador, despúes de inmediato se lanzaba a la carrera de llegar a las rendijas que tapaban el pozo oscuro a un lado del jacuzzi.

Una vez la vi asomarse por el cajón, y de nuevo correr por toda la orilla del azulejo, por toda la esquina del jacuzzi. Se volvió descarada, salia cuando veiamos tele, cuando apenas entrabamos al cuarto, cuando apenas apagabamos la luz para dormir (al instante escuchaba un ruido y prendia la luz y era ella corriendo al lado negro del jacuzzi.

No sabía como matarla, ¿cómo? ¿Con las clásicas trampas esas que las despanzan y apachurran? ¿Con una pegatina de esas que se quedan pegadas cuando quieren comer y luego chillan y chillan? ¿Con veneno en la comida para que luego se muriera no se dónde y oliera a difuntita rata? Nose, yo solo tenía total incomprensión, cómo es que sentía tanta repulsión hacia un roedor, cuando nos preparan psicológicamente desde la infancia para quererles: Mickey Mouse, el ratón Vaquero, etc. Y luego lo más reciente Ratatouille que hizo que se compraran miles de ratitas como mascotas en todo el mundo. Guac. Mi hermano llegó a tener un hamster y nunca senti deseos ni siquiera de mirarlo.

Entonces la gota que derramó el vaso fue que la ratita quiso ser mi amiga. Un día sentada en mi cama escuche ruidos, y mírala ahí va corriendo de nuevo por la orilla del jacuzzi, ahh, pero antes de meterse a su casa ahi abajo, se detuvo, se viró al frente, y se me quedó mirando. Yo también me le quedé mirando. Me puse a observar lo delgadilla y larga que era su cola, lo gris de su color, su tamaño, y luego pense: ¡qué atrevida mirarme a mi! Y despacito, ya sin prisas se metió entre las rendijas. Me quedé pensando de nuevo en todas las opciones que tendría para matarla. En trampas complicadas, en venenos, en jaulas, qué se yo. Y luego que la veo venir hacia mi, donde yo estaba en la cama, con una soltura, ¡Ahh! ¡A saludarme! ¡Ni madres! Esto si que no. Y la ingenua se regresó muy sorprendida yo creo. Pero qué esperaba la tontuela que le diera de comer en la boquita. Lo siento.

Yo sólo estaba piense y piense en como la iba matar y no podía pasar de esa noche, porque ya me habían sentenciado que orinan todo, que arruinan ropa, zapatos, que anidan, etc. Y ese lugar donde vivía se me hace perfectísimo para una familia de roedores...

Ya unos días antes le había comprado unos terrones de veneno especial para ratas. Fui por la cajita, dije, mientras me decido al menos leo las intrucciones. Las leí y decía que tardaban de dos a cinco días en morir. La cajita tenía cuatro terrones rojos de veneno. Había que ponerle uno diario hasta que desapareciera. Eso hice. Puse un cuadrito al borde del jacuzzi. Al día siguiente ya no estaba, por las noches le puse su cuadrito hasta que se me acabaron.

Ya no apareció. Un día olío medio raro. Pero luego mamá me dijo que se secan ya muertas.

Ahora sí duermo bien.

lunes, 21 de abril de 2008

EL JACUZZI

PRIMERA PARTE
Nada he escrito sobre la aventura de vivir en una nueva casa y todo lo que eso significa en términos de adaptarse. Mi nueva casa, adaptarse, no ha sido difícil a excepción de un solo espacio: el hueco de la esquina derecha al fondo de mi recámara que es el jacuzzi de mis anti-sueños.

Según cuentan, ese jacuzzi fue un obsequio traído desde Canadá y los dueños de la casa desistieron de usarlo como venía: con su revestimiento de madera de cedro y listo para usarse al aire libre.

Desistieron también de las ventajas termales, terapéuticas, refrescantes cuando tuvieron la no grandiosa idea de instalarlo en su recámara, a la altura del suelo. Digo “desistieron” porque al parecer nunca se usó, ni afuera, ni adentro.

Entonces, cuando lo pusieron adentro a la altura del suelo, cual piscina interior rodeada de paredes de azulejo también tuvieron que hacer un agujero más grande para que la máquina, el termostato, y todas esas cosas que hacen funcionar eso, pues tuviera cabida. A un lado del jacuzzi hay un soporte de reja, que funciona como piso a través del cual se ve lo oscuro de ese pozo. Eso así nomás, en mi recámara, a unos tres metros de mi buró.

Al principio bromeábamos con el hecho de tener un jacuzzi en casa. Qué padre, qué rico. Pero nada de eso. El profundo jacuzzi es de color verde oscuro, lo que le da una sensación de estanque o pantano. Aún limpio se ve sucio. Luego ese lado oscuro a un lado, abajo, no está de fiar, pues se ven maquinas, tubos, cables, todo eso con una lamparita. Luego nos comentaron que la única vez que alguien se metió ahí fue para accidentarse…

He tenido que acostumbrarme a la idea de ese jacuzzi muy cerca de mi cama. Sin embargo, hasta he pensado en cubrir todo eso con una cortina, o tener de mascota a algunas carpas doradas, o llenarlo de plantas con flores, o simplemente poner un biombo, porque definitivamente yo no me voy a meter a ahí.

Además de que ya nos advirtieron que el costo de energía de las máquinas del jacuzzi es casi como tener no se cuántos minisplits encendidos al mismo tiempo…na…caso cerrado.

Y su función de anti-sueños…

viernes, 18 de abril de 2008


Ahorita tengo tiempo. Y digamos que también tengo ganas de postear en el e-clip. No puedo explicar, ni detallar qué es lo que me sucede en los lapsos tan grandes en los que aparentemente no pasa nada que pueda comentar. Y sí que pasan cosas! Quizás le deba un giro a mis posts, quizás no sea tan importante. De inmediato, mientras escribo, se me vienen a la mente todas las personas que no están cerca de mi (en mi ciudad) y que pueden acceder a mis párrafos y por eso lo de mandar felicitaciones o saludos, a falta de ese entusiasmo por platicar.

Yo creo que este primer paso se lo debo a Mariana Pérez-Duarte que me ha brindado muchas ocasiones de reflexión en todas sus expresiones, me devuelve la nostalgia de estar lejos estando aquí mismo, y es casi como recuperar mi yo allá (simplemente lejos), pero aquí. Un reconocimiento de todas esas percepciones, porqué no, si aquí me doy cuenta que he estado más lejos de la gente que cuando yo no estaba. Me cuesta tomar asi como asi ocho años lejos de aquí como si no existieran. Así que sin más rodeos, la iniciativa de ser foránea cuando suba palabras, pues creo que sera buena opción...

El eclipse lo tomé de un mural en la Antigua Hacienda El Perote en Parras, Coahuila.

martes, 1 de abril de 2008

Lola

Es nuestra huésped por unos días. Simpática, alegre, dócil, juguetona, tierna, obediente. Quiere una amistad, nada más...y Mr. Poe...poor Mr. Poe...he´ll have a rough time after she´s gone...