martes, 25 de octubre de 2005

Qué bonito es Nuevo México

Qué cielo tan bonito, qué clima, qué paisaje...a veces me dan ganas de tomar fotografías a cada ratito. Sí, el cielo es diferente, muy diferente al de Canadá, al de Monterrey...se parece al cielo de Querétaro..aunque no me lo crean, aunque parezca que todos los cielos son iguales. Para mi no. El cielo de aquí solo se iguala con el de Querétaro.

A veces me dan ganas de agarrar carretera, como se dice aquí. Irme para todos lados, para todos los rincones y extremos de este estado, tan bello y tan hundido en el pasado. Cuántas casitas viejas, de puertas chiquitas y ventanas diminutas, de adobe, de piedra...de herencia española e india. El otro día leí sobre la controversia de levantar un monumento a Don Juan de Oñate, uno de los fundadores de las primeras colonias de españoles en Nuevo México. Para los indígenas de aquí es una ofensa, ya que hubo mucha violencia de parte del conquistador. Murieron muchos en manos de la corona y de la evangelización. Y los indígenas de aquí...no son como los de allá. Aquí ellos sí tienen poder, y dinero, y voz... y quién sabe que va a pasar con la estatua de Oñate...algo político y social que trasciende cualquier época (Cosas que en México no suceden porque rechazar la raíz española sería una especie de autocastrarnos. Aquí sí pueden vivir sin su otro yo, viviendo en una mentira, claro).
A mi me gusta ver lo colonial, lo antiguo. Me imagino esos tiempos, esas gentes. Cuando subo a Trampas y Truchas, que ahora me da por escaparme hasta allá. El Santuario de Chimayó, lugar tan lleno de la esencia de nuestra sangre española. No me imaginé sentirme tan bien aquí, hasta en Vegas, en Albuquerque, en Santa Fe...casi soy de aquí, aunque no soy de ningún lugar...