lunes, 16 de enero de 2006

Historia de Lucila Garza

Parte II
serie Los Paisas

Hace tres meses se acercó a mi una sonrisa, la de Ermilo. Ví en sus ojos negros el dejo de abandono que veo en los míos cuando me miro al espejo. Me habló. Una conversación sin chiste, simplona, fue como si todas las ventanas de mi casa se abrieran para que corriera el aire fresco. Mis plantas secas revivieron. Y conversé...y en ese momento sacudí el polvo de cada rincón de mi casa. El trabajo me pesó por primera vez. Las ganas de hablarle o de verle me hormigueaban el espíritu. Yo que no valía nada me sentí con ganas de valer.

Ermilo me llamó a partir de esa tarde todos los días. Le dicen Panes, y me pongo a pensar por qué le dicen así. Para mí es así como un pan, o así como muchos panes que me alimentan. Los martes nos vemos para estar juntos. Los martes valgo más que otros días.