La jaula nunca puede ser nido.
Alí Vanegas, poeta nicaragüense
El año pasado se estima que alrededor de 460 immigrantes mexicanos perdieron la vida al intentar cruzar la frontera, según el periódico El Universal en línea. Unos muertos de sed en el desierto, quizás otros ahogados y seguramente habrá otros que murieron al igual que Guillermo Martínez Rodríguez, de un balazo en la espalda. Pienso en el paisa Ever a quien conocí en su plena revolución de pesares y conflictos por ser mojado. ¿Habrá intentado cruzar de nuevo? Veo sus ojos curiosos grandes café claro indagando por su suerte en la ardua caminata. ¿Estará muerto ya? Escucho en la radio a Los Tigres del Norte ¨Tres veces mojado¨, canción que repiten seguido. Pienso en las fronteras. Recuerdo a un paisa mojado en Halifax, Nueva Escocia, acosado por su soledad y el frío. Una noche me llamó llorando y en mi memoria enterró su angustia por el destino que le habia tocado. Cuando lo escuchaba me imaginaba toda la travesía de cruzar dos fronteras para que al final todas las penas desembocarán en el mismo mar de desaliento e impotencia. Reflexiono sobre la letra de la canción que acabo de mencionar: “Después de haber cruzado la frontera de Guatemala con México me arrestaron, aun cuando compartimos el mismo lenguaje y el mismo color de piel. ¿Cómo puede ser que me llamen extranjero?”. Las fronteras se multiplican. A unos les toca una, a otros dos, a muchos tres o más fronteras y todo para qué la jaula sea la misma: un sistema social indiferente. Aquí es Estados Unidos nosotros los hispanos somos quizás la más poderosa mayoría tratada como minoría. Aunque muchas cosas van cambiando, y como dijo César Chávez que el poder de nuestra gente esta en el vientre de nuestras mujeres...esa ¨colonización¨ de la que los anglosajones se quejan en sus pancartas es evidente. Las medidas para que sus oportunidades y beneficios no se vean amenzados se están conviertiendo en terrorismo ya no tan invisible. Lamento tanto que se les humille a mis paisanos hasta cuando ya han muerto, por la espalda. Los límites territoriales no deberían de ser el cementerio de humanos...y sueños...