jueves, 1 de febrero de 2007

Los Ruidos

en este sendero
y la hacienda contigua
de gritos a Carolina
de convulsiones de enfermo

me impacientan los ruidos
que no oigo
pasea la soledad burlona
señalando los espacios
vacios de él
cuánta calma
los ruidos que no oigo
están enterrados en el viento
profundamente
abismales
lejanos
y algunos objetos
vibran sonoros de memoria
como mi boca
hecha de esos pequeños
vértigos de pasado

hay ruidos que imagino
que se tejen con la lengua
que se amasan con los ojos
que aparecen en la almohada
hechos una enredadera