viernes, 22 de abril de 2005

Final del Festival

Ayer como lo mencioné anteriormente, fue el último día del IV Festival de Cine Hispanoamericano. Como nunca asistieron más personas, alrededor de 18. Compré unos refrescos, unas papitas y salsa como botana. Margarita Garcia, una compañera jovencita que comienza sus estudios, se pasó toda la tarde horneando un pastel de vainilla, que por la premura del tiempo sacó del horno antes y cuando lo acomodo se le desbarató casi toda una mitad. De todas formas lo decoró y llego muy apenada con su pastelito, por que se veia feo y seguia tibio. El detalle es lo que importa.

Al principio de la película, como siempre, digo algunas palabras sobre la misma y les agradezco su presencia. Ayer, se me hizo un nudo en la garganta, y mi audiencia me vio derramar lágrimas frente a un silencio comprensivo y tierno. Ya el hecho de agradecerles me llenaba el pecho y respire hondo y continué con aquella aparente rutina de hablar. Puede parecer rídiculo, pero el haber brindado este festival a la comunidad y a los estudiantes ha significado mucho para mi desde que inicié en el otoño del 2003. Fue una cuestión de no dejarse vencer por no tener mucho público los primeros dos semestres. Ser constantes y darles a entender que hay personas que luchan por ofrecerles cosas distintas que aprender y hacer en este pueblo sinsaboro (la mayoría de las veces). Una persona que me apoyó y me ayudó desde el principio a iniciar esta actividad, es mi todavía esposo, el Dr. José T. Espinosa-Jacomé. Gracias a él no solo he logrado continuar con el festival, también he logrado aprender muchas otras cosas durante mis estudios, mi estancia en este país, la vida...

Aunque "todo cambia" como la canción de Yuri, aunque se oiga chafísimo...Yo espero, al menos que todo cambie para bien. Y otra vez no me explico como quisiera, sorry. Ay, pa' la próxima...