Hace un mes empezé a trabajar en una tiendita mexicana. Trabajo de cajera. Abro las bombas de gasolina, me aseguro de que los envios de dinero a México estén bien, y básicamente el resto que es cobrar. La tienda vende productos mexicanos Bimbo, Marinela, Paletas Payaso, Jarritos, Mirindas, leche Nido, Gamesa, digamos que todo lo que los mexicanos sabemos qué es y a que sabe...incluyendo muchos dulces mexicanos (pelones, salimones, chamoys, mangos, rielitos, etc.).
Además se vende carne con el corte mexicano, se vende queso mexicano (oaxaca, asadero, fresco, etc) y comida (menudo, tamales, barbacoa, etc.). Quienes consumen todo esto, quiénes van a ser: los mexicanos. La ventaja para mi (y también desventaja para el negocio) es que hay muy pocos mexicanos en la zona. Por estas fechas es que se calcula llegan unos doscientos trabajadores a adentrase en los bosques de los alrededores de Las Vegas. Trabajan en serraderos, bajando piedra - la laja (que se vende carísima en Santa Fe), en herrería, en rancherías, la pizca, etc. Apenas llega la primavera, los mexicanos vienen más seguido a enviar dinero a sus familias (casi siempre en Chihuahua), a comprar tarjetas para hablar por teléfono y a comer lo suyo...lo nuestro. Digo que es una ventaja para mi que haya muy pocos mexicanos en la zona, porque he tenido la oportunidad en este poco tiempo, de conocer bien a los que vienen a comprar. Al grado de que, no se qué confianza les inspiro, que me relatan su historia. La cruzada, la soledad, el hambre, los pendientes, el futuro, las metas...
Como trabajo los fines de semana, el lunes comienzo mi semana totalmente inspirada en esas historias de sueños, de vicisitudes...de esperanzas. Los lunes se los voy a dedicar a los paisas. Continuará....